No existe la menor incompatibilidad para abrazar estas dos opciones
Si bien es cierto el propio Jesús pregonaba la existencia de la vida eterna, diremos que en ese estadío de la humanidad la ciencia era incapaz de advertir la lógica de causa efecto de todos los fenómenos naturales cono hoy si lo puede
Es así que a medida que la ciencia avanza se van dejando de lado tanto mito que con su misterios siempre alimentó la idea del ser supremo. No habiendo explicación para los fenómenos, enseguida le chantamos carácter divino y solucionado el problema.
En ese entonces nadie, menos Jesús dudaban de la existencia de un ser supremo. Su padre dios era como el sol para los incas, el padre sol. El se refería en esos términos a su desconocimiento a fondo de la materia. Pero aún así nunca Jesús hace referencia a su calidad de dios. Miente el que pueda afirmar que Jesús se proclamara dios en algún momento de su vida. Si hijo de dios, como todos los mortales se supone. Esta misma tarde estarás conmigo en el paraíso le promete a Dimas, o a partir de no sé qué día San Dimas. Aún así se cuido jamás en proclamarse dios. Si lo acusan de llamarse el Rey de los Judíos, más no dios.
Diremos pues que mienten aquellos que afirman que Cristo Jesús se haya proclamado dios, pues nunca fue acusado de aquello por sus juzgadores judíos, que de otra forma hubiera sido la principal acusación, no creen ustedes?
Pero en esta hora de la historia nadie podrá dudar de que Jesús, aquel que con su extraordinaria potencia moral y ética pudo dividir la historia como una raya indeleble antes y después de él, nadie puede dudar que es sin duda el más insigne de los seres que pobló este planeta, y a él sí debemos seguir.
lunes, 25 de enero de 2010
viernes, 22 de enero de 2010
Cristo Hombre, Ateísmo Puro
Cuando niño fui educado en colegio de los curas salesianos, donde pude asistir a la linda vida de Jesús que a través de las filminas era nuestro goce poder ver. Todos queríamos ver filminas, era la clase de religión donde se inicia mi acercamiento a Jesús. Pero luego a la salida de clases, cuando ya cansados nos llevaban obligados a escuchar la santa misa, hecho que se repetiría todos los días de mi educación primaria y secundaria, pues era la cosa más aburrida, tediosa y odiada de nuestra vida. Allí ya no veíamos a Jesús niño, sino convertido en dios. Ya no era nuestro amigo, lo subieron al altar y lo convirtieron en dios, en el temible dios que nos podría enviar al sufrimiento eterno en los infiernos sino nos portabamos como los curas querían.
Es decir existía gran identificación nuestra con Cristo Hombre, y al mismo tiempo un desasosiego y relación tirante con las historietas sin ningún sustento que nos contaban los curas para encaramar a ese Cristo tan humano como ese ser todopoderoso casi salido de historietas increibles, pues por donde se les mire esas historias no tienen el menor sustento y no resisten el menor análisis. O lo que es peor ni los mismos curas, que si son inteligentes y deliberantes, ni ellos mismos terminan de creerlas, y son ellos al contrario los cristianos que más dudas se plantean contra los endebles sustentos de esa vida eterna, incluida cielo e infierno, que su propia religión promete.
Al pasar los años hemos llegado a la conclusión extrema que la vida eterna no existe, que lo único eterno es la materia como tal pero no como forma pues toda forma tiene su final, que la nada es tan sólo una idea.
Por otro lado nuestro acercamiento a la atractiva vida de Jesús, nos hace imposible apartarnos de su vida ejemplar, de su enseñanza, de su amor al prójimo y su sacrificio por los demas.
Simpre vimos a los hombre preclaros como muy cercanos a Cristo. La figura de tanto luchador social que entrega su vida por los demás siempre la vimos más cercana a Cristo que la de los propios curas que se golpean el pecho, pero que en su vida diaria viven obsesionados por sus propias imposiciones antinaturales, como las sexuales, y terminan como violentos practicantes del sexo antinatura contra tanto niño, como siempre a través de la vida asistimos a esos terribles ejemplos.
En suma diremos pues que solamente creemos en lo que vemos, y como Cristo es parte de ello, creemos en él como hombre, como el más preciado especimén que dio la humanidad y a él trataremos de imitar, primero proclamando su humana existencia, para luego tratar de llegar a todos los rincones de la Tierra con el nuevo mensaje
"Cristo es Hombre, por tanto no es imposible imitar"
No nos engañemos, por creer en Cristo Hombre somos ateos puros
y así nos proclamamos y buscamos seguidores,
Es decir existía gran identificación nuestra con Cristo Hombre, y al mismo tiempo un desasosiego y relación tirante con las historietas sin ningún sustento que nos contaban los curas para encaramar a ese Cristo tan humano como ese ser todopoderoso casi salido de historietas increibles, pues por donde se les mire esas historias no tienen el menor sustento y no resisten el menor análisis. O lo que es peor ni los mismos curas, que si son inteligentes y deliberantes, ni ellos mismos terminan de creerlas, y son ellos al contrario los cristianos que más dudas se plantean contra los endebles sustentos de esa vida eterna, incluida cielo e infierno, que su propia religión promete.
Al pasar los años hemos llegado a la conclusión extrema que la vida eterna no existe, que lo único eterno es la materia como tal pero no como forma pues toda forma tiene su final, que la nada es tan sólo una idea.
Por otro lado nuestro acercamiento a la atractiva vida de Jesús, nos hace imposible apartarnos de su vida ejemplar, de su enseñanza, de su amor al prójimo y su sacrificio por los demas.
Simpre vimos a los hombre preclaros como muy cercanos a Cristo. La figura de tanto luchador social que entrega su vida por los demás siempre la vimos más cercana a Cristo que la de los propios curas que se golpean el pecho, pero que en su vida diaria viven obsesionados por sus propias imposiciones antinaturales, como las sexuales, y terminan como violentos practicantes del sexo antinatura contra tanto niño, como siempre a través de la vida asistimos a esos terribles ejemplos.
En suma diremos pues que solamente creemos en lo que vemos, y como Cristo es parte de ello, creemos en él como hombre, como el más preciado especimén que dio la humanidad y a él trataremos de imitar, primero proclamando su humana existencia, para luego tratar de llegar a todos los rincones de la Tierra con el nuevo mensaje
"Cristo es Hombre, por tanto no es imposible imitar"
No nos engañemos, por creer en Cristo Hombre somos ateos puros
y así nos proclamamos y buscamos seguidores,
Suscribirse a:
Entradas (Atom)