viernes, 22 de enero de 2010

Cristo Hombre, Ateísmo Puro

Cuando niño fui educado en colegio de los curas salesianos, donde pude asistir a la linda vida de Jesús que a través de las filminas era nuestro goce poder ver. Todos queríamos ver filminas, era la clase de religión donde se inicia mi acercamiento a Jesús. Pero luego a la salida de clases, cuando ya cansados nos llevaban obligados a escuchar la santa misa, hecho que se repetiría todos los días de mi educación primaria y secundaria, pues era la cosa más aburrida, tediosa y odiada de nuestra vida. Allí ya no veíamos a Jesús niño, sino convertido en dios. Ya no era nuestro amigo, lo subieron al altar y lo convirtieron en dios, en el temible dios que nos podría enviar al sufrimiento eterno en los infiernos sino nos portabamos como los curas querían.

Es decir existía gran identificación nuestra con Cristo Hombre, y al mismo tiempo un desasosiego y relación tirante con las historietas sin ningún sustento que nos contaban los curas para encaramar a ese Cristo tan humano como ese ser todopoderoso casi salido de historietas increibles, pues por donde se les mire esas historias no tienen el menor sustento y no resisten el menor análisis. O lo que es peor ni los mismos curas, que si son inteligentes y deliberantes, ni ellos mismos terminan de creerlas, y son ellos al contrario los cristianos que más dudas se plantean contra los endebles sustentos de esa vida eterna, incluida cielo e infierno, que su propia religión promete.

Al pasar los años hemos llegado a la conclusión extrema que la vida eterna no existe, que lo único eterno es la materia como tal pero no como forma pues toda forma tiene su final, que la nada es tan sólo una idea.

Por otro lado nuestro acercamiento a la atractiva vida de Jesús, nos hace imposible apartarnos de su vida ejemplar, de su enseñanza, de su amor al prójimo y su sacrificio por los demas.

Simpre vimos a los hombre preclaros como muy cercanos a Cristo. La figura de tanto luchador social que entrega su vida por los demás siempre la vimos más cercana a Cristo que la de los propios curas que se golpean el pecho, pero que en su vida diaria viven obsesionados por sus propias imposiciones antinaturales, como las sexuales, y terminan como violentos practicantes del sexo antinatura contra tanto niño, como siempre a través de la vida asistimos a esos terribles ejemplos.

En suma diremos pues que solamente creemos en lo que vemos, y como Cristo es parte de ello, creemos en él como hombre, como el más preciado especimén que dio la humanidad y a él trataremos de imitar, primero proclamando su humana existencia, para luego tratar de llegar a todos los rincones de la Tierra con el nuevo mensaje

"Cristo es Hombre, por tanto no es imposible imitar"

No nos engañemos, por creer en Cristo Hombre somos ateos puros
y así nos proclamamos y buscamos seguidores,

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